¿POR CUANTO TIEMPO?
POR: ARMANDO JUAREZ BECERRA
Hace ya 21 siglos de que se produjo el milagro más grande, más extraordinario en la historia de la humanidad: La resurrección de Jesús de Nazareth, después de que falleció sometido a un feroz tormento y a una despiadada crucifixión que le causó una muerta lenta y dolorosa.
Tal y como el Hijo de Dios lo había prometido a sus discípulos, de que a los tres días después de su muerte regresaría a la vida para ir a unirse a su Padre Dios, se cumplió la sentencia: Resucitó para dar vigencia a las profesías y a la palabra del Padre.
Jesús murió por nosotros, dice la Biblia, para dejar constancia de que hay un solo Dios Verdadero que nos ama y que por designios superiores vendría convertirse en intercesor de la humanidad para el perdón de nuestros pecados y de esa manera asegurarnos un lugar en la vida eterna.
Jesucristo fue en todo momento un hombre fiel a su origen divino, no cayó ni en la tentación de Satanás ni en las delicias de la vida humana, se convirtió en ejemplo de virtud a seguir y dejó un solo mandamiento a la humanidad: Amarse los unos a los otros y no hacer a nadie lo que no quisiéramos que nos hicieran a nosotros.
Hoy, a más de dos mil años de distancia, la Fe en Jesús ha penetrado en la conciencia de los hombres, el cristianismo se ha colocado como la religión más importante de la tierra, pero desgraciadamente sus enseñanzas y sus mandatos no han sido asimilados con la firmeza que debieran y hoy nos encontramos en una encrucijada que nos está desviando del camino correcto.
No hemos logrado entender que no basta con creer en Dios y en Jesús su Hijo, que no con decir una oración estaremos salvados, sin cumplir con el sacrificio que conlleva al perdón.
La humanidad entera está más preocupada por acumular riquezas, poder y cosas suntuarias, que por aligerar las cargas negativas de su espíritu, seguimos como en la edad media, discriminando a nuestros hermanos indígenas y a la gente de color, no somos capaces de dar la mano al desvalido en la medida que este lo necesita.
Salvo muy pocas excepciones, comparadas con los siete mil millones de seres humanos en nuestro planeta, nos hemos convertido en lobos del hombre que no vemos más allá de nuestros propios intereses y no volteamos a ver las miserias que pululan a nuestro alrededor.
Luego entonces, ¿de que sirvió a la humanidad el sacrificio de Jesús?, porque a como se ven las cosas, no hemos entendido a profundidad la esencia real de su presencia Divina en este mundo terrenal.
Por eso quizá tantas calamidades asuelan al mundo entero, desde guerras, hambrunas, pestes y muertes, los cuatro jinetes del apocalipsis que ya llegaron desde hace tiempo y que están amenazado con acabar con la vida humana.
Quizá Jesús aún sigue pidiendo a Dios por nosotros y eso es lo que nos mantiene vivos, pero, ¿Por cuánto tiempo?.
P.D.- La fe es la razón y el sacrificio es la confirmación.
armando_juarezbecerra@hotmail.com
